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2. No lleves el monitor demasiado apretado; una correa demasiado apretada
reduce el flujo sanguíneo, lo que podría afectar a la señal del ritmo cardiaco.
Dicho esto, el monitor también debería estar un poco más ajustado (sin llegar
a apretar) durante el ejercicio que cuando lo lleves puesto todo el día.
3. En el entrenamiento por intervalos de gran intensidad u otras actividades en
las que tu muñeca se mueva mucho y de forma arrítmica, es posible que el
movimiento impida que el sensor detecte un ritmo cardiaco preciso. Del
mismo modo, al practicar ejercicios como, por ejemplo, el levantamiento de
pesas o el remo, los músculos de la muñeca se flexionan de tal forma que la
correa puede apretarse y aflojarse. Intenta relajar la muñeca y quedarte quieto
un breve instante (alrededor de 10 segundos), tras el cual deberías ver una
lectura mejorada del ritmo cardiaco.
Muñeca dominante o no dominante
Para lograr una precisión óptima, el monitor debe saber en qué muñeca lo llevas
puesto. La muñeca no dominante es la que se establece como valor predeterminado.
Si, por el contrario, lo llevas en la muñeca dominante (es decir, en la mano con la que
escribes), puedes ajustar la configuración en la sección Cuenta de la aplicación de
Fitbit o en la sección Dispositivos de los ajustes del panel de fitbit.com.